miércoles, 10 de octubre de 2007

Febrero se vuelve carnaval a orillas del Guadalquivir

Texto: José Antonio Rivas
Fotos: Luismi Rossi


Algo ha cambiado en Sevilla. Los días que preceden y suceden al Miércoles de Ceniza han dejado de ser un mero período preparatorio de su Semana Santa y de su feria, para convertirse en días especiales. Los primeros y los últimos meses de cada año han desechado la normalidad y la monotonía, para pasar a ser meses de ensayo. Los tablaos ya no se usan solamente para actuaciones de grupos flamencos, rocieros o para la “velá” de algún barrio; ahora, sobre sus tablas, también se escuchan pasodobles y tangos. En las vitrinas de algunas tiendas, los cd’s de cualquier banda de cornetas y tambores ya no están solos; los acompañan los compactos de chirigotas y comparsas. En la prensa, en la radio y en las web’s sevillanas, ya no se habla sólo de costaleros y de “levantás”, sino que también hay hueco para conversar sobre el bombo, la caja, o el pito de caña. La gente reunida en los bares, además de sevillanas, también se atreve a entonar algún que otro cuplé. Incluso, poco a poco, va apareciendo la figura del “entendío”, que tanto nos gusta por estos lares. Algo ha cambiado en Sevilla, y ese algo se llama carnaval.

Mucho ha llovido desde aquellos “Caperucitos enrollaos” que, curiosamente, coincidieron con la agrupación que es el origen de la chirigota actual gaditana (Los Cruzados Mágicos). Desde entonces, poco a poco, la afinidad por el carnaval ha ido en auge. Progresivamente, el número de aficionados se ha incrementado, y es muy raro que un sevillano no haya oído hablar nunca del Carnaval de Cádiz. Ya no eres considerado “un bicho raro” si vas por la calle tarareando un pasodoble al más puro estilo de 3x4. Una prueba inestimable del crecimiento de los “picaos” del carnaval, es la aparición en toda la geografía sevillana de concursos carnavalescos, ya sean en febrero, mayo o julio, lo importante es disfrutar escuchando coplas. Algunos de esos concursos, como los de Carmona, Alcalá de Guadaira, Écija, Dos Hermanas, Utrera, Coria, Gines, La Algaba o el del propio Sevilla, en la Alameda de Hércules (que me perdonen si omito alguno), cada día gozan de un mejor estado de salud y de más solera carnavalera. Llevando por bandera la seriedad en la organización, cada vez una mayor difusión, el aumento de calidad (paulatino) de las agrupaciones, una mayor afluencia de público, y sobretodo, el gusto por el buen carnaval, estos concursos y actuaciones van sintiéndose importantes, y van ganando simpatizantes en las localidades sevillanas.

Y es que en Sevilla, el agrado por el carnaval ha existido siempre, pero eso sí, tan solo para aquellos que lograban tener acceso a él. Con la aparición de las nuevas tecnologías, de una mayor difusión, y de agrupaciones “mediáticas” que no dudaron en buscar la expansión y la globalización del carnaval, se ha conseguido que, tanto en Sevilla como en el resto de las provincias andaluzas y, poco a poco, también en las que no son andaluzas, la afición por el Carnaval de Cádiz haya crecido de una manera brutal en la última década. Y es que ¿quién iba a pensar hace unos años que en Sevilla iba a existir un establecimiento donde se pudiera encontrar todo lo referente al Carnaval de Cádiz (cd’s, cintas, disfraces, carteles, libretos)? ¿Quién iba a imaginar que las agrupaciones del carnaval de Cádiz iban a acudir a cantar un sábado de carnaval a la plaza de San Francisco (la de Sevilla)? ¡Un sábado de carnaval, señores, unos de los días grandes por antonomasia de nuestra fiesta grande! Impensable. ¿Y quién pudo imaginar que en Sevilla se iba a fundar una peña de carnaval? Pero eso merece una mención aparte.

La peña carnavalesca “Los caperucitos” (sí, como no podía ser de otra manera, se bautizó con el nombre de la primera agrupación sevillana que acudió a cantar al Falla) es un proyecto de “cuatro locos” del carnaval, que decidieron plasmar su afición y disponer su punto de encuentro en un local social. Por descontado, que por el camino se tropezaron con multitud de obstáculos, y es que cualquier propósito de esta índole tiene mucho trabajo; pero la ilusión pudo más que todos los impedimentos y la utopía vio la luz al final de la década de los 90. Y bendita utopía. Desde el momento de su fundación, la peña ha ido ganando protagonismo y se ha convertido en el centro neurálgico del carnaval sevillano. Y sin nada que envidiarle a cualquier peña de Cádiz, ya que la solera de “El Erizo” o el caché de “La Estrella”, se compensan con la ilusión de “Los Caperucitos”. Y desde que hace un par de años, la sede de la peña se trasladara al barrio sevillano de San Pablo, la repercusión que ha adoptado la misma se ha duplicado. Cuando las fechas de carnaval se acercan, los ensayos generales en la peña se suceden, y cada vez son más las agrupaciones que optan por esta vía de acceso al público antes de acudir a los concursos. Y cuando el verano toca a su fin, el concurso de antologías (que este año 2006 cumplirá se tercera edición) cobra una gran importancia, con la participación de diversos grupos llegados desde Cádiz.

Si hablamos de agrupaciones, entre “Los caperucitos enrollaos” y la aparición de los coros en los últimos años, ha mediado algún que otro grupo. Los comienzos fueron duros; aquellos cuartetos que soportaron la saña y el cachondeo de un público soberano a la par que cruel; chirigotas sin otra intención que ensayar durante cuatro meses para acudir al Falla a pasarlo bien; y comparsas que llegaban con más ilusión que calidad y afinación. En la actualidad parece que todo va cambiando, y que se le ha dado la vuelta a la tortilla; cuartetos comprometidos, críticos e innovadores que alcanzan las semifinales; comparsas afinadas y con calidad que se cuelan entre el “top ten”; chirigotas a las que tan solo les hace falta un último empujoncito para estar entre las grandes; y coros completamente integrados y que aspiran a estar entre los mejores.



Al crecer la cantidad y la calidad de las agrupaciones, también crece la importancia que se les otorga desde los medios. Diversas menciones en prensa escrita, la creación de una página web dedicada al carnaval desde Sevilla, pero sobretodo, radio. Manolo Silva y Octavio Baus son los encargados de llevar cada semana a través de las ondas la información del carnaval. Una aventura que comenzó a mediados de los 90 y que cada lunes cuenta con más adeptos al carnaval enganchados a la radio. Todas las semanas, podemos escuchar coplas antiguas, la opinión de los invitados, y la participación de los oyentes. Para Manolo Silva “la difusión del carnaval a través de los medios de comunicación ha sido fundamental para que la afición en Sevilla aumente”; el locutor, también opina que “la aparición de la peña ha ayudado mucho a que el carnaval en Sevilla crezca”. Para Octavio Baus “el nivel de antes de las agrupaciones de Sevilla era más parejo, pero más bajo, ahora hay más diversidad, y hay cosas muy buenas”.



Parece claro que febrero ya no es un mes de transición entre las navidades y la Semana Santa; que la afición por el carnaval en Sevilla ha aumentado, y va a seguir aumentando a pasos agigantados. No nos puede extrañar que algún día alguna agrupación sevillana se cuele en la final y, por qué no, se alce con el primer premio (“Los que salimos por gusto” solo contaba con un componente sevillano). Ahora bien, no nos desmadremos ni nos llevemos a engaño, una vez acabado el carnaval, el sevillano esperará con impaciencia sus dos fiestas grandes: la Semana Santa y la Feria de Abril. En seguida se desprenderá de los papelillos y las serpentinas, para vestirse de penitente (o de nazareno como dicen por allí), encajarse de costalero debajo del Cristo del Gran Poder, o vestir sus mejores galas (ya sea enchaquetado o con el traje de flamenco/a) para disponerse a bailar en cualquier caseta y beber “rebujito”. Como debe ser. De todas formas, algo está cambiando en Sevilla, y ese algo se llama CARNAVAL.


Artículo publicado el 29 de enero de 2006, en la revista de carnaval de La Voz de Cádiz

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