martes, 20 de noviembre de 2007

¡JOSÉ! LO ‘PEORSITO’ DE LAS COMPARSAS: EL CUPLÉ…


Por Luismi Rossi


La historia de los cuplés se escribe en la sangre de los chirigoteros. Así es. Es una pena que teniendo el mismo instrumento para hacer reír la comparsa y el coro, no son capaces, salvo en contadísimas ocasiones, de sacarle punta a las plumas para enrollarse sacando cuplesitos simpaticones. Esta claro que todas las chirigotas no hacen reír igualmente, pero lo cierto es, que es, como dice el reglamento del COAC, la composición genuina de esta modalidad, sin menospreciar, por supuesto, al pasodoble.

A las comparsas le cuestan muchísimo hacer un cuplé que pegue fuerte y eso no es sólo debido a las letras en sí, sino que juegan un papel bastante importante la música, la interpretación y el reglamento. Y lo explico. Las músicas chirigoteras de los cuplés llevan una sencillez implícita que hace que entre de forma fácil por el oído, incluso que la musiquilla se quede en la memoria del que lo escucha. Sin embargo, en las comparsas, la música cupletera es mucho más rebuscada y los comparsistas están más empeñados en cantar a cuatro voces que en hacer reír. Incluso hay algunos, los menos, que le meten un contraalto al final de la citada pieza musical, rompiendo cualquier atisbo de simpatía que podría aparecer.

Por su parte, la interpretación es un aspecto muy necesario. La gente necesita escuchar, pero también ver a alguien cómo explica unos cuplés con mucho ‘age’ y no es que a los comparsistas o a algunos coristas le sobre, pero a ellos les cuesta más meterse en un papel, porque es más necesario la afinación que otra cuestión.

Finalmente, hay que destacar el reglamento. Unas bases que dilapidan los cuplés en las comparsas y en los coros, dejándolos con muy pocos puntos, descartándolos así, los estrategas del Falla como una prioridad clara. Con todo esto y, aun así, se escuchan algunos cuplés comparsistas buenos y, contados, los de los coros (que creo que se los lleva todos el coro del Valdés). Por tanto, lapido que las comparsas y los coros, sobre todo las primeras, utilizan los cuplés como excusa de los estribillos, dejando en un muy mal lugar esta pieza genuina gaditana, que, en mi opinión, necesita un empujón en las modalidades menos afortunadas con los cuplés. ¡Larga vida al cuplé!

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